HANTAVIROSIS. Situación Epidemiologica.


Situación epidemiológica de la hantavirosis 23 de enero de 2019
Fuente: Organización Mundial de la Salud

El 19 de diciembre de 2018, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de Argentina emitió una alerta epidemiológica sobre un aumento del número de casos de síndrome pulmonar por hantavirus (SPH) en Epuyén, provincia de Chubut. Entre el 28 de octubre de 2018 y el 20 de enero de 2019 se notificaron 29 casos confirmados mediante pruebas de laboratorio, 11 de ellos mortales, en Epuyén, provincia de Chubut. Epuyén tiene una población de aproximadamente 2.000 personas y la provincia de Chubut se encuentra en la Patagonia, en el sur de Argentina. El caso índice tuvo exposición ambiental antes de que aparecieran los síntomas el 2 de noviembre, y el día siguiente asistió a una fiesta. En seis casos que también asistieron a la fiesta, los síntomas aparecieron entre el 20 y el 27 de noviembre de 2018. En otros 17 casos, todos ellos relacionados epidemiológicamente con casos confirmados con anterioridad, los síntomas aparecieron entre el 7 de diciembre de 2018 y el 3 de enero de 2019. Se está investigando la posible transmisión de persona a persona. El 59% de los casos confirmados eran mujeres, y el período de incubación osciló entre 8 y 31 días. Aproximadamente 50% de los casos confirmados refirieron síntomas en las últimas tres semanas. Los casos fueron confirmados por ELISA IgMu-captura o PCR (reacción en cadena de la polimerasa).

Hasta el 17 de enero de 2019 se habían identificado 98 contactos asintomáticos que están siendo observados por si presentaran síntomas. En Argentina se han identificado cuatro regiones endémicas: Norte (Salta y Jujuy), Centro (Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos), Nordeste (Misiones) y Sur (Neuquén, Río Negro y Chubut). Entre 2013 y 2018 se registró un promedio anual de 100 casos confirmados, siendo las provincias de Buenos Aires, Salta y Jujuy las que tuvieron mayor número de casos. Entre 2013 y 2018 se notificaron en Argentina 114 muertes confirmadas por hantavirus, lo que supone una tasa de letalidad de 18,6%, aunque esta cifra fue cercana al 40% en algunas provincias de la región sur del país. En Chile, uno de los casos confirmados fue un profesional sanitario residente en la provincia de Palena, Región de Los Lagos, que refirió la aparición de síntomas el 2 de enero de 2019. El paciente había viajado a Epuyén durante un día a mediados de noviembre, y posteriormente albergó y cuidó a un caso confirmado de Epuyén mientras la paciente estaba en la fase prodrómica. Este es el primer caso confirmado de infección por hantavirus en la Región de Los Lagos en 2019. En 2018 se notificaron en Chile ocho casos, dos de ellos mortales. Respuesta de salud pública Las autoridades sanitarias de Argentina y Chile están aplicando las siguientes medidas de salud pública:

• Aumento de la vigilancia, búsqueda activa de casos y aumento de la capacidad local de diagnóstico de hantavirus para lograr un diagnóstico temprano.

• Seguimiento diario de los contactos.

• Envío de equipos multidisciplinarios a las zonas afectadas para investigar el brote.

• Aplicación de medidas de control ambiental.

• Realización de actividades de comunicación de riesgos, sensibilización educativa y promoción de la salud en las comunidades y los centros sanitarios.

• Aplicación de medidas de prevención y control de infecciones.

• Tratamiento de los casos de SPH en condiciones de seguridad en centros de atención especializados.

Evaluación del riesgo por la OMS

El SPH es una enfermedad respiratoria viral y zoonótica. El agente etiológico pertenece al género Hantavirus, familia Bunyaviridae. La infección se adquiere principalmente por inhalación de aerosoles o contacto con excrementos o saliva de roedores infectados. Los casos de infección humana por hantavirus suelen producirse en zonas rurales (por ejemplo, bosques, campos y granjas) donde se pueden encontrar roedores silvestres que albergan el virus y donde las personas pueden estar expuestas a él. La enfermedad se caracteriza por cefaleas, mareos, escalofríos, mialgias y problemas gastrointestinales, como náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal, seguidos de disnea e hipotensión de inicio súbito. Los síntomas del SPH suelen aparecer 2 a 4 semanas después de la exposición inicial al virus, aunque pueden hacerlo desde 1 hasta 8 semanas después de la exposición. La tasa de letalidad puede alcanzar 35-50%. Se han notificado casos de SPH en varios países de las Américas. Los factores ambientales y ecológicos que afectan a las poblaciones de roedores pueden tener un impacto estacional en la enfermedad. Dado que el reservorio de los hantavirus son roedores selváticos, principalmente Sigmodontinae, la transmisión puede ocurrir cuando las personas entran en contacto con el hábitat de los roedores. En Argentina se ha documentado una transmisión limitada de persona a persona del SPH debido al virus Andes. No hay procedimientos específicos basados en evidencias para aislar a los pacientes con SPH. Deben adoptarse siempre las precauciones habituales, además de medidas para controlar los roedores.

Consejos de la OMS

La Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) recomienda que los Estados Miembros mantengan sus esfuerzos para detectar, investigar, notificar y tratar a los casos, con el fin de prevenir y controlar las infecciones por hantavirus. Se debe prestar especial atención a los viajeros que regresen de zonas afectadas. La detección temprana y la atención médica a tiempo mejoran en gran medida los resultados clínicos. Para aumentar la concienciación sobre los posibles casos de SPH, los médicos deben consultar los datos epidemiológicos a fin de conocer la posible exposición y estar atentos a los pacientes que presenten signos y síntomas sospechosos, como fiebre, mialgias y trombocitopenia. La atención en las fases iniciales de la enfermedad debe incluir antipiréticos y analgésicos a demanda. En algunas situaciones, los pacientes deben recibir antibióticos de amplio espectro mientras se confirma el agente etiológico. Dada la rápida progresión del SPH, la atención clínica debe centrarse en la monitorización hemodinámica del paciente, el control hidroelectrolítico y asistencia a la ventilación. Los casos graves deben transferirse de inmediato a unidades de cuidados intensivos. El antiviral ribavirina no está aprobado para el tratamiento ni la profilaxis del SPH. Las campañas de sensibilización sanitaria deben apuntar a aumentar la detección y el tratamiento a tiempo de la enfermedad, y a prevenir su aparición mediante la reducción de la exposición. Las medidas preventivas deben cubrir los riesgos laborales y relacionados con el turismo ecológico. Las actividades turísticas más usuales representan poco o ningún riesgo de exposición de los viajeros a roedores o a sus excretas. Sin embargo, las personas que realizan actividades al aire libre, como acampadas o excursiones, deben tomar precauciones para reducir la posible exposición a materiales potencialmente infecciosos. La vigilancia del SPH debe formar parte de un sistema nacional integral de vigilancia y debe incluir componentes clínicos, de laboratorio y ambientales. Se recomiendan medidas de gestión ambiental integrada, con el objetivo de reducir las poblaciones de roedores.



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